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miércoles, 26 de noviembre de 2008

SAN JUAN DE ULÚA

En mi viaje por Veracruz, no pude dejar de volver a una zona que al verse a la lejanía, deja entrever la enorme distancia de tiempos prehispánicos y novohispanos de México, fusionados en un solo lugar, San Juan de Ulúa.


Ubicado al Centro - Sur del estado, el fuerte de San Juan de Ulúa fue construido en 1523 con piedra de coral y con el objetivo de proteger a todo el Puerto de Veracruz de ataques piratas y posteriormente en la segunda mitad del siglo XIX fue utilizada y reconocida como la prisión más temida de la República.

Fue bien sabido en dicha época, que nadie podía escapar ante los imponentes muros que formaron San Juan de Ulúa, entre los personajes que componen nuestra historia y que llegaron a ser encerrados se encuentran: Fray Servando Teresa de Mier, Benito Juárez y Jesús Arriaga, mejor conocido como “Chucho el Roto”, quién fue el único hombre que logró escapar en más de dos ocasiones de tal prisión.

Finalmente, los dejo con una de las leyendas más famosas que forman parte de la historia de San Juan de Ulúa, “La Mulata de Córdoba” que para escapar de la inquisición, pintó en los muros de su celda un barco que zarpaba hacia el horizonte, en el cual escapó.

BOCA DEL RÍO, VERACRUZ

Tras poco más de un año de conocer por primera vez el Puerto de Veracruz, -apto para el desarrollo de las actividades económicas de la región-, regreso en compañía de mi familia a este maravilloso Estado, hospedándonos en Boca del Río.



En esta ocasión, me pareció mirar un Veracruz más bello, limpio, y cálido que la vez pasada, -aunque el clima no fue muy favorable, ya que toda la semana que estuvimos de visita, el sol nunca iluminó-, no se, tal vez es la etapa de mi vida por la que estoy pasando lo que me hace apreciar y valorar más a mi entorno.


Después de seis horas de viaje en autopista, llegamos directo a distraernos un poco al tan afamado “ Gran Café de la Parroquia”, se encuentra a un costado del Puerto y todos los días está tan lleno que la gente tiene que hacer fila afuera del lugar para poder entrar, nunca vi algo parecido en el D. F., ni siquiera en cafés clásicos como Los Azulejos.


El lugar también ofreció un baile típico de la región, aunque para mi mala suerte, llegué minutos antes de que finalizara.


Lo tradicional de la cafetería es el “Lechero”, que para no hacerlos bolas, es un café con leche, la diferencia es que después de verter el café, vierten la leche desde una tetera a una distancia aproximada de treinta centímetros, lo que hace que salga espumoso.


En fin, el día fue bastante largo y ajetreado, y si se quedaron con las ganas de más, estén al pendiente, ya que seguiré publicando más de este viaje.